La gente empezaba congregarse alrededor de ese inmenso entablado que habían construido. Me di cuenta, después de un rato, que nadie subía. La gente no miraba hacia los lados, solo miraban al frente. Ante la duda, les pregunté a mis compañeros.
- ¿Por qué la gente mira al escenario vacío? ¿Por qué no sube nadie?
- Nadie sube, porque nadie se atreve a encabezar la revuelta.
- ¿Nadie? -les espeté a la cara- no puede ser, tanta gente congregada con un fin común y ninguno sea el cabecilla.
- Pues créetelo -le respondió la muchacha, le respondió la muchacha ofendida- si no te gusta, fuera de aquí.
Ella y los dos hombres que iban con ellas le dejaron solo, abandonado en el medio de ese extraño ambiente. ¿Ahora que podía hacer? Había sido arrastrado a ese recóndito lugar a la fuerza, bueno, mejor dicho, por supervivencia, si no hubiera ido le hubieran cogido aunque no hubiera hecho nada. La gente ya llevaba un cuarto de ahora allí congregada, sin moverse un ápice. Sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, me estaba dirigiendo a primera fila, después hacia las escaleras, y en acto seguido, me encontraba en la mitad del entablado. Según mire a los allí concentrados, empecé a hablar instintivamente:
- ¿A esto llamáis revuelta? Un montón de gente que solo huye de una persona que os mira desde lo más alto de la ciudad, y vosotros, aquí recluidos, como ratas que huyen de un ratón- me calle durante unos instantes y podía oír los abucheos de los que me rodeaban- Si, pensaréis que solo subir para insultaros podría haberme dado media vuelta, haber salido por donde he entrado y haber sido cogido por los agentes, pero no. He estado hablando hace unos momentos con los que me acompañaron hasta aquí, y me han dicho que nunca habeís tenido un líder, ¡pues yo me ofrezco como líder! No tendré ni idea de como organizar un frente, ni de estrategias militares ni de nada por el estilo, pero solo os digo una cosa, con esto-señalando hacia el corazón- es la única manera que tenemos de poder hacer frente y terminar con esto.
Hubo un breve silencio, entonces, como si fuera por diferido, se oyeron miles de voces y aplausos. Entonces, cuando baje del entablado aquel, me encontré con aquella mujer y sus acompañantes, la cuál me pregunto:
- Entonces,¿ qué debemos hacer?
1 comentario:
jajjaja me gsta mucho!!!! ;) stá gnial
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