lunes, 28 de noviembre de 2011

Mil y una palabras - Capítulo 4º

Arrastrado a la fuerza por su madre, cruzaron la calle y llegaron a la casa de esa chica que vio por la ventana, Yaiza, como decía que se llamaba su madre. Se dio cuenta que todas las casas del barrio eran iguales. Elisabeth llamó al timbre, y unos momentos más tardes abrió una mujer sobre unos cuarenta años. Era un poquito más alta que mi madre, delgadita, de pelo pelirrojo y de ojos claros.
- ¡Mira quién está aquí Mercedes! –grito Elisabeth mientras levantaba los brazos para abrazar a su amiga.
-¡Eli!, ¿pero cómo no me dijiste que habías venido?. Y yo creyendo que eran los de la compañía de mudanzas que traían algunas cosas… -entonces se giró hacia mi, que por lo visto, no se había percatado de mi presencia- Y este muchacho… mejor dicho, “muchachón” ¿es tu hijo Lucas?- le comentaba mientras me daba dos besos y me cogía del brazo- Si es más guapo y grande que en las fotos que me enseñaste. Bueno, ¡pasar!, que os tengo aquí a la puerta como si fuerais vendedores de cuchillos.
Entonces nos llevó hasta el rústico salón que tenía. Todo era de madera, mesas, sillas, suelo… Tenía una chimenea pintada de negro, con el fuego encendido, chisporroteando. Entonces llega de nuevo Mercedes con la chica que vio por la ventana. Es incluso más guapa que cuando la vi por la ventana.
- Eli, te presento a mi hija Yaiza – le decía mientras se daban dos besos- Y este es su hijo, Lucas, tiene los mismos años que tú- entonces se quedaron un momento sin saber cómo saludaron, al final, se dieron la mano.
- Encantada- dijo Elisabeth- ¡Venga Lucas! No seas maleducado y di algo.
- Si, eso… encantado de conoceros.
Entonces se sentaron en la mesa todos, excepto Yaiza, que se sentó en un sofá a unos dos metros de la mesa, abrazada a la almohada. Mercedes volvió de la cocina con cuatro tazas de chocolate, y la de su hija la puso en una mesa cerca del sofá. Ellas empezaron a conversar y el, al ver que no le interesaba, empezó a remover su chocolate y tomó un sorbo. Vio moverse algo a su izquierda, levantó la vista y se dio cuenta que Yaiza le estaba mirando. Ella miro hacia otro lado mientras se acariciaba el pelo. Volvió la cabeza hacia mí, y con esos ojos oscuros casi como el carbón los clavó en mis ojos verdes. Acerco la mano a un cuaderno por lo que parecía de dibujo lo cogió y empezó a dibujar. Durante el resto del tiempo siguió dibujando. Después de dos horas, nos fuimos. Al irnos, Yaiza se levantó a despedirnos y me dio dos besos.
- ¿Mañana tienes algo que hacer Lucas? –le pregunto Yaiza con una cara entre seriedad y vergüenza- Porque sino podríamos salir a dar una vuelta...
- No, no tengo nada que hacer y por supuesto ¿por qué no? Si mi madre no necesita mi ayu…
-No, no necesito tu ayuda, puedes ir con ella perfectamente- dijo sin dejarle acabar la frase.
Entonces, ¡hasta mañana Lucas!- le dijo con una gran sonrisa.
Volvieron Eli y Lucas a su casa. Mientras tanto, Yaiza se sentó de nuevo en el sofá y empezó a escribir un nombre. Se podía ver a un chico con el brazo pasado por el hombro a una chica, y cada uno con una flecha. Yaiza y …
______________________________
¿Y cuál será el otro nombre? ¿ Y que pasará el día siguiente? Todo parece que es un flechazo a primera vista, ¿pero será verdad?
Más en el capítulo 5º
PD: igual hasta el jueves no puedo subir otro capítulo debido a el examen de Filosofía, pero igual si subo alguna.
Gracias a tod@s mis lector@s.

No hay comentarios: