Oscuras nubes cubren la ciudad,la monotonía reina en las grises calles y, en cada persona, la represión... La represión de vestir, la represión de ideas, la represión de las libertades, la represión de sentimientos, la represión ....
Camino por las avenidas de la ciudad y me encuentro gente, gente con las cabezas agachadas,con miedo en sus ojos,temor en sus labios y preocupación en sus rostros... Llego al paso de peatones, y veo un corrillo al lado del semáforo, donde, desde mi posición, veo a dos personas, vestidas diferente a las demás, con ropa de color y bailando. De repente, se oye unas sirenas, y esa pareja empieza a correr en dirección contraria,de repente, el semáforo se pone en verde,y la gente de ambas aceras cruzan, de forma rápida y nerviosa como queriéndose marchar de ese lugar. Decidí seguir el mismo camino que tomaron los huidizos revolucionarios.
Dos manzanas más allá, les encontré, detenidos. Dos agentes les estaban suministrando la ropa, mientras un tercero, quemaba la vestimenta en una esquina de aquella callejuela.
La gente,desde aquel día empezó hablar de lo ocurrido,como aquellos dos jóvenes, desafiaron las leyes establecidas por el Sr. Opresión. Las noticias, los informativos, todos los medios de comunicación, corrieron la voz, cosa que el Estado no pudo remediar.
Ahora mismo es un mera anécdota, pero aquí empieza los cambios, la gente se reúne clandestinamente, hay grupos de personas que oponen a su actual estado de vida...
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