Paso una página de color blanco inmaculado y aparece un estallido de color, un caleidoscopio de paisajes. Y me doy cuenta de que la historia no ha hecho más que empezar. Respiro profundamente una vez más y el viento errante me empuja hacia adelante como envolviéndome.
Descubro repentinamente ese torbellino de emociones que deseo ocultar o un punto que se vuelve vergonzoso, cuando se cruzan nuestros ojos. Esa mirada que solo desea ver mi cara de nerviosismo, alegría, sinceridad, tristeza, que hace cicatrices en sus pupilas para solo poder recordarlas siempre.
Solo tengo claro que si sonríes y me coges de la mano, seguiré mirando hacia adelante como si nada.
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